Monday, December 20, 2010

Mr. Fizterra would like to say a few words to you



The ingenuity of Hitchcock’s promotion of his lecture The Birds (1963) lies in the interpellation of the viewer's consciousness and a very savvy psychological entrapment via a monologue that, in all its simplicity and strangeness, awakens the sensibilities of the spectator. What can be interpreted as cinematic subjection instigated by the most primitive modality of language, sheer discourse bounded by irony and historicism, results in a clever ingenious form to inculcate the viewer with a brief discourse of contextual realism, along with a dose of historic materialism. Therefore, in doing a self referential approach, Hitchcock’s gesture and hospitality leaves the spectator with the Will of his own imagination to conceptualize the images and plot that might give configuration to the forthcoming feature. Succinctly, it summons the spectator to conceive the dialectics between Man and Animal, “about the birds and their age long relationship with Man”. This effect is truly remarkable as it is a testament to cinematic experience par excellence.

Thursday, December 16, 2010

About Alterity, Ethics and Nothingness: musings from Elsewhere

 Levinas's anti-Hegelianism and his relentless critique of the Hegelian ontological pursuit of the Spirit are insights that merit thorough considerations from the ethical and existentialist perspectives.
Why?
It is plausible to state that Levinas's thoughts emit Sartrean undertones, specifically, when they deal with the existent (without the pre-conceptualization of the Other; this aligns with Sartre's notion of existence precedes essence) concept as a state prior to ontological definitions (essence). This is understood in its conceptualization of alterity, which, in its function infers the disruption of the dialectical modus operandi involving I and the Other (aufhebung).
Thus, theoretically, the starting point of Levinas’s argument alludes to a variant of the Nothingness, since it is posited before the encounter with the Other and, thus, before the essence. It works in the fashion that “I can’t recognize you as the Other, precisely because I have not objectified your essences in order to assess what makes you different from me”. The I and the Other become relative and non-binary, therefore, the relationship between the I and the Other avoids an ontological classification. It puts the dialectics of ontology and phenomenology at a standstill.  
This explains that Levina’s work is grounded on the idea that the Other’s face is not recognized as the Other; this is a state where the preconception of the Other as such, is inexistent. However, it can be argued that Levinas’s thought moves along an existentialist bent, for his anti-ontology stance (where the I is not defined by the Other gaze, but by the mutual face to face, the encounter that leads to the ethical understanding, the epiphany) not only does it infers a non-ontological Nothingness, but it also falls on the need for an eventual recognition. 

But what kind of recognition? For the same? For the other? Semantically, the perception of the Alterity, already presupposes a recognition of the difference, although it desists an ontological codification, Alterity can be grounded on a form of nothingness.
But is nothingness a condition of Ethics?
Ethics itself presupposes the recognition of the Other; an ontological identity is the condition required for Ethical apprehension/conception/consideration ...Problematic, right? Nevertheless, there is a variant of Ethics within Nothingness, and Levinas cannot escape from the realm and sense of Nothingness, which is inherent to his thought. 

Considering that Ontology is only possible via the I and Other dialectic (set fort by Language and/or negativity/phenomenological perception), and the Levinean argument that ontological definitions imply a violence on the Other, then, can we say that Nothingness is pure Ethics? That is, if we understand that Nothingness (non essence; the babble; before the intelligibility of the sign) is the spatial temporal zone where the I has yet to be defined ontologically; it cannot cause nor harbor violence, since there is no discourse nor language to set forth such, then, in consideration with all possible articulations involving Existentialism and Alterity, philosophically, it can be argued that existential Nothingness is pure Ethics, as it lingers before the ontological recognition, the violence on the Other.

Tuesday, December 14, 2010

El inconsciente político y cinemático de Orson Welles



El director como agente artístico, en este caso Welles, desde su óptica marxista siempre tiene la consigna de concientizar al espectador/lector. Tratándose de variantes marxistas, surgen dos medios estilísticos de hacerlo, sea por la vía de la mimesis o, por medio del efecto del “estrangement".
Queda claro que la escena de Welles interrumpe el proceso de la mimesis al tornarse en un autorreferente intertextual; poetiza su personaje en el momento que se auto-representa como actor-director, cuyo extrañamiento se matiza a partir del verso “soy una fuerza del pasado". Por consiguiente, la lógica de la narrativa se reconfigura y se traspasa del plano cinemático al poético; pues, la recitación del poema desemboca en un plano alegórico donde se hace mención de elementos abstractos e irracionales, como la monstruosidad del hombre, su circunstancia despolitizada, sobre todo, la indiferencia del hombre ante la explotación del hombre mismo. En este sentido, la recitación del poema intercala cierto elemento surreal que deriva de la condición existencial del hombre con la inquietud política.
No obstante, a partir del juego, un tanto paradojal, de la escena, acontece una bifurcación estética del texto cinemático –el aspecto autorreferencial- al par de la alienación existencialista que se articula con el discurso marxista que entonan las palabras de Welles.
La escena resulta ser compleja ya que se advierten paradigmas cinemáticos amalgamadas por la creatividad artística y un pensamiento marxista heterodoxo, cuando no contradictorio.
El marxismo en su definición esencial es, netamente, materialista, no hay cabida para lo metafísico o lo irracional. De ahí la frase de Welles: "yo como marxista no hablo de la muerte". La vida material impera sobre lo occiso. En ello hay una clara contradicción por parte del marxismo wellesiano, ya que para embalar la critica ontoteologica (o teología negativa), se requiere del código, signo, y referente bíblicos. Asimismo, la teatralidad de la escena, proyecta un vaivén de suplemento entre lo material y lo metafísico, la noción de que cierto concepto se constituye y se define por su oposición a lo otro se relativiza implícitamente. Empero, dicha relativización dispone de un historicismo latente. He aquí acontece lo que se podría denominar el inconsciente político de la escena.
De acuerdo con Fredric Jameson, ‎"It is in detecting the traces... [...]...in restoring to the surface of the text the repressed and buried reality of this fundamental history, that the doctrine of a political unconscious finds its function and its necessity.”
El inconsciente político se manifiesta mediante esa valencia estético-histórica; en el saber señalar/distinguir las configuraciones estéticas de la obra en relación con el modo de producción y esa intencionalidad por concientizar mediante el acto simbólico (aunque yo diría que es el acto alegórico). Es paradójico; el inconsciente político como gesto de concientización sugiere una preferencia por la imaginación ante la imagen, por lo subjetivo ante lo objetivo, por lo invisible ante lo visible… todos son gestos que sintonizan poéticamente con aquel momento en que Welles se levanta y gira la silla hacia el otro lado, se sienta y queda contemplando el otro horizonte, asimismo, perdiendo su mirada en aquella línea horizontal sublime, donde el cielo se junta con la materialidad de la tierra.

Monday, December 13, 2010

Dexconstrucialismo: la fenomenología existencialista y el lenguaje de la deconstrucción

 Hace tiempo, un par de eruditos intelectuales ucsandieguiños, me dijeron que el existencialismo ya no tenía vigencia alguna; que su modelo filosófico había pasado a la pila de artilugios desgastados; que pensar desde el punto existencialista, erase acometer un retroceso intelectual. Hoy, sin embargo, vale desmentir semejante perogrullada. Siempre he desconfiado de los pensadores y siempre he puesto mi pensamiento por encima de cualquier otra teoría, pues la única teoría que vale, es la que uno mismo matiza y logra articular. Lo digo y lo sostengo. Mientras exista el ser y su subjetividad, considero, siempre habrá cabida para este pensamiento fenomenológico. 
Y es que apremia entender que su función consiste en mantenerse en un distanciamiento crítico, al margen de los absolutismos propiciados por los valores morales y éticos que se generan mediante los discursos de la identidad y de la esencia. En ello, las delineaciones epistémicas del existencialismo, vale señalar, adquieren relevancia implícita en la introspección post-estructuralista, cuando no post-moderna. Si bien el existencialismo se manifestaba como un pensamiento que apostaba por la imaginación ante la imagen perceptiva, entonces, su fenomenología, no parece estar del todo nada desgastada, pues aun, ronda en el pensamiento contemporáneo. 
Vale entenderlo desde una perspectiva analógica, ya que nos llevará a entender las conexiones cognoscentes entre ambas modalidades del pensamiento humano: 1) al desarticular la forma y el contenido, el existencialismo cuestionaba las formas perceptivas de la imagen, por lo que rescindía del simbolismo ideológico de la cosa en sí (objeto/imagen). De esta manera el existencialismo presupone una consciencia que permite entender que existe una intencionalidad ideológica dentro de lo que se percibe: deduce que la forma se codifica por medio de cierto contenido politico, cultural e ideológico. 2) En sintonía con la desarticulación fenomenológica del existencialismo y, dentro de la dimensión del lenguaje, el post-estructuralismo expresa un desdén por el significado transcendental, al problematizar el proceso de significación, donde la inteligibilidad del signo y su comunicación, quedan postergados mediante una borradura del significado. Asimismo, generando lo que se conoce como un delirio semántico vis-a-vis “significantes flotantes.”
Dicho de otra manera, el signo es para el post-estructuralista, lo que el imaginario es para el existencialismo, de ahí que ambos acercamientos teórico-filosóficos disponen y comparten el mismo objetivo crítico por la vía del gesto de la des-articulación.

Por ende:
existencialismo vs. imaginario= desarticulación de la esencia ideológica e inteligibilidad del lenguaje= posestructuralismo vs. signo

Sunday, December 12, 2010

Incepción de una insurrección óptica


Si el punto de fuga, como esencia matemática de la perspectiva lineal, constituye el centro imaginario, en el cual converge la linealidad del constructo artístico, el referente del espacio y su contenido arquitectural, entonces,  resulta plausible pensar en el punto de fuga como mera esencia del estructuralismo visual por excelencia; el punto de fuga es el destino y propósito de la linealidad, tanto como de los axiomas del ángulo y las distancias trigonométricas que conllevan la producción artística,  arquitectural y mecánica. 
 Dicha precisión de la óptica, en su efecto,  acompaña el delineamiento de la razón e, importantemente,  la construcción del espacio donde habita el ser humano.
 La razón dotada de la precisión científica dictamina el constructo de todo mecanismo tecnológico, concede la física posible para el invento mecánico y su forma, como la del contenido y su engranaje interno. Un artejo entre la razón y la linealidad de la perspectiva precede a la conceptualización del diseño estructural del espacio y, dentro del curso histórico material, sistematiza su aplicación y duplicación estratégicas. 
Piénsese en la materia orgánica que, a partir de su explotación y maleabilidad, posibilitan las producciones fantasmagóricas que desembocan en el diseño de: las calles bidireccionales y unidireccionales, las esquinas, los edificios, las fabricas y sus  assembly lines, las paredes, las ventanas, los medios de transportación, pistas de aterrizajes, coordinación de las señales satelitales,  los caminos campestres y urbanos, la complexa red de la autopista y las vías ferrocarrileras que dan testamento del régimen de la linealidad y sus construcciones, por lo que lejos de ser objetos inertes en el imaginario colectivo de la sociedad son, en efecto, no solamente el acondicionamiento visual del Ser, sino también su definición ontológica y lingüística.

 Siga la extensión del régimen de la linealidad, pues, como prueba de su predominancia, también estructura el paradigma de la oración sintáctica, puesto que la lectura de estas líneas y su decodificación requiere de una direccionalidad lineal repetitiva y necesaria  para comunicar y proyectar el lenguaje que, a su vez, posiblemente,  incitará  una reflexión aprobatoria o, en términos indiferentes,  un gesto de crítica despiadada. Por ello, vale reflexionar sobre la linealidad que estructura el ámbito de la vida cotidiana. 
¿Se podría decir que el punto de fuga dispone de  cierta cualidad hipnótica? ¿Será el punto de fuga, la esencia de la ideología manifestada en su forma perceptiva y estructural?
Toda percepción material, quizás apunte a un predominio, por no decir fatalismo, estructuralista, sin embargo, como contra punto,  existe el don de la imaginación y su libertad creadora, como lo diría Bergson. He aquí, se augura una incepción  estético-óptica por deconstruir el régimen de la linealidad.
To be continued...

Wednesday, November 24, 2010

De argumento en su punto de fuga


Ningún argumento posestructuralista procede sin tener un modelo estructural como blanco de crítica.

Tuesday, November 23, 2010

contra-simulacro de Don Quijote

Don Quixote de Orson Welles



De ingeniosa se podría calificar la escena que en su intertextualidad muestra un diálogo cervantino-wellesiano que invita a explorar con mayor detenimiento el contenido fenomenológico del Quijote; su mirada como alegoría del sujeto pensante. He aquí, no solamente se amerita un procedimiento reduccionista que en su sentido husserliano invita a explorar la “consciencia de la consciencia” que surge a partir del momento que se busca concientizar sobre el objeto percibido (el Quijote bajo la mirada del espectador académico), sino también, en un acto paralelo, lanza un escrutinio sobre la interpretación de la interpretación misma (la interpretación del actuar del Quijote según el espectador académico); donde el procedimiento hermenéutico estaría atento a las rupturas y articulaciones estéticas que subyacen en la narrativa visual y en la intertextualidad Cervantes-Welles de la escena, sobre todo al delineamiento de la interpretación en si.
 Dígase que el Quijote ha sido (de)(re)presentado y duplicado en un nuevo contexto por el gesto del simulacro cinemático, gesto que al duplicar y descontextualizar históricamente la edad de hierro por la modernidad contemporánea, reconfigura la subjetividad esquizofrénica del Caballero de la Triste Figura. Esto vale explicarse dentro de un marco cuya base es la articulación entre la fenomenología y el esquizo-análisis.
Para Deleuze y Guattari, la esquizofrenia, como recurso disidente, lleva intercalada la multiplicidad de perspectivas heterogéneas, asimismo, en su rechazo por la imagen sea, edipal, singular, codificada e integral, el sujeto esquizofrénico no percibe el objeto por lo que es, pues, éste no se circunscribe dentro de la ontología absoluta y racional, ya que el sujeto esquizofrénico avanza: “towards the consistency of its virtual lines of bifurcation and differentiation, in short towards its ontological heterogeneity”.
En una sencilla explicación, el sujeto esquizofrénico como objeto estético y elemental de la obra, en este caso el Quijote, se convierte en el objeto fenomenológico del espectador; el actuar esquizofrénico e irracional del actor se convierte en objeto de la percepción del espectador. Asimismo, acontece la dialéctica entre la fenomenología y el esquizo-análisis. ¿Vertical o horizontal? Esto ya es materia para otra discusión.
 No obstante, sea la forma estética wellesiana la que dirija la percepción del espectador y la detenga concienzudamente en la mirada del Quijote, quien se ha dejado seducir por las imágenes, estas aunque reminiscentes del retablo de maese Pedro, también apuntan a un reajuste en la percepción y mirada del Quijote; reajuste que al parecer desvanece la magnitud de bifurcación y diferenciación cervantina. Si en la obra cervantina el Quijote muestra un alto grado de esquizofrenia al negar la percepción del objeto percibido y sus esencias, ese ver gigantes en vez de molinos, en Welles, la emblemática percepción quijotesca y cervantina pierde su intensidad crítica; el Quijote de Welles es desoladamente pasivo, ya que es fácilmente hipnotizado e interpelado por la imagen integral. Es decir, la imagen del objeto percibido impera sobre la subjetividad del Quijote, cuando en Cervantes, ese mismo Quijote impone su imaginación descomunal sobre la imagen misma, ostenta una subjetividad esquizofrénica y deconstructivista.
¡Cepos quedos! Diría el Quijote cervantino encarando al Quijote duplicado wellesiano.

Sunday, November 21, 2010

La amistad y el regalo de la muerte: algunas observaciones hipotéticas

Derrida, a partir del apostrofe aristotélico: “O my friends, there is no friends”, señala una contradicción inherente, pues, el comentario aristotélico, comenta el fundador de la deconstrucción: “states the death of friends. It says it. In its perfomative contradiction (one should not be able to address friends, calling them friends while telling them that there are no friends) this saying hesitates between the established fact- it has the grammatical form of such a fact…[…]…(The Politics of Friendship 27). He aquí la deconstrucción del pensamiento aristotélico por la vía de la gramática. Y es que, Derrida, con cierta influencia nietzscheana, señala los quiebres semánticos y altera la definición de lo que se entiende por amistad y su semántica esencial: la gramaticalidad de la “amistad” aristotélica es, paradójicamente, lo que imposibilita la conceptualización de su propio significado, de ahí la inferencia del “perfomative contradiction.”
El gesto de la desconstrucción, como variante de la fenomenología, consiste en indagar más allá de la superficie gramatical y adentrarse en la gramaticalidad, vale decir, aquello que constituye el constructo paradigmático de la oración. Dirán algunos pensadores deconstruccionistas que la deconstrucción ya se encuentra dentro de la obra textual desde el momento de su conceptualización, cosa que resulta un tanto contradictoria, pues, esto equivale a decir que la deconstrucción es una modalidad esencialista que, de antemano, precede al proceder crítico e interpretativo. Al contrario, la deconstrucción no debe ser entendida como un modelo critico que se auto-aplica a si mismo dentro del texto, mas, antitéticamente, considero, viene de afuera y se aplica mediante el escrutinio minucioso de la lectura y su gramaticalidad, tal como lo ha aplicado Derrida en su deconstrucción de la cita aristotélica en el párrafo inicial.
En consideración metodológica y tomando como punto de partida la aseveración derrideana: “la muerte de la amistad (amigos)” y el elemento críptico que se revela, vale ponderar sobre la relación entre el amigo y el muerto en términos analógicos de la vida (imaginario, los ISA’s o la totalidad) y la muerte (revolución y contra-revolución). Dicho esto, lo que se pretende a continuación, es ligar la materialidad de la vida y el abstracto de la muerte con la gramaticalidad del lenguaje.
Desde luego que esta premisa, nos sugiere un contexto dialéctico que nos obliga a tomar en cuenta, no sólo el materialismo histórico, sino también la negatividad de la muerte y su importancia en los avatares históricos. La muerte determina la historia, eso ya lo ha proclamado el pensamiento hegeliano.
Ahora bien, en este contexto, uno se preguntaría: ¿Cuál sería la relación entre la amistad y el regalo de la muerte? Valga entender que cuando la forma humana adquiere cierto contenido ideológico, entendimiento fraternal e historico, se presupone que el cuerpo, entonces, se convierte en un recurso instrumental para el fraternalismo, la ideología y la muerte. Para la ideología, puesto que el cuerpo encarna los valores fraternales de tal variante ideológica; para la muerte, puesto que la amistad (el enlace ideológico o colectivo) por el Yo-idéntico, hace de su vida un valor colectivo fraternal (sean las diferencias entre distintos bandos ideológicos) en oposición al Otro no-idéntico: en las revoluciones o en trifulcas ideológicas donde se lleva a cabo luchas entre bandos fraternales opuestos, la vida sacrificada es el ultimo regalo de la amistad, de ahí el regalo de la muerte.

Es en este contexto que la gramaticalidad de la cita “death of friends” adquiere relevancia críptica, pues alude, precisamente, al mecanismo dialéctico generado entre la amistad y la muerte, por ende, se abrillanta el destello del pasado ausente.
To be continued...

Charlie Chaplin: Tiempos modernos



El hombre, con el avance y la velocidad de los tiempos modernos, visualizaba Heidegger -en su seminal texto The Question Concerning Technology- sería cosificado y se convertiría en el objeto de la máquina. Asimismo, el ente existencial, no solamente quedaría extirpado de su condición humana, si no también, una vez ocasionada esta enajenación ontológica, entraría en una posición de súbdito dentro del campo de la instrumentalidad tecnológica. El hombre regido por/para la máquina. Introspectivamente, las reflexiones de Heidegger apuntaban a una especie de reificación, donde la dialéctica (materialismo dialéctico) entre la inventiva humana, la cual da lugar a la fabricación de la máquina y la producción que se genera de ésta, tomaría un viraje crítico, ya que, sentenciaba el pensador, el techne vendría a suplantar el rasgo más humano del ser, el pensamiento, vale decir el episteme. De ahí, otrora, la parodia de Chaplin a partir del minuto 4:49.

Les Astronautes : Chris Marker/Walerian Borowczyk : PART 1

Saturday, November 20, 2010

Coca cola en la sangre, la formula 1 de 4

Apocalypse 1900 parte 1

Existencialismo espectro-poético

De neo-existencialistas se podrían calificar las funciones poéticas del fantasma, puesto que el corolario entre el cuestionamiento ontológico y el acontecer tropológico del espectro, surge a raíz del desvanecimiento del sujeto por la vía estética. El lenguaje poético y el pensamiento constituyen el entorno fantasmagórico donde se desenvuelve el nuevo existencialismo que trae consigo la aparición del fantasma. Ya no hay miradas, netamente, materialistas, mas, miradas entrecruzadas entre lo material y la metafísica. Asimismo, la mirada del fantasma, infiere una desconstrucción de la presencia-vida, por lo que desemboca en el entre juego de consideraciones de índole material/metafísico. No hay sujeto absoluto. No hay existencialismo realista. Esa ontología material, mil veces atosigada por los existencialistas, declaro, ya no es el modelo del pensamiento por excelencia. Al menos, no lo es el mío. El ser existencial es, por aserto, el Yo que se define por su oposición al Otro, de ahí, por antonomasia, la lógica del binario dialéctico, el cual rige el espacio-vida. Vale trabar ese modus operandi contextualizado en la metafísica de la presencia y en el rechazo de lo no-idéntico.
He aquí la paradoja del existencialismo, cuyo objetivo fenomenológico consiste en confeccionar visibilidad a lo invisible y recuperar el presente ausente, que bien puede ser entendido como el referente existencial perdido en el imaginario ideológico. Así lo postularon Sartre y Heidegger. Sin embargo, el pensamiento no les alcanzó para reflexionar sobre el fantasma y el referente críptico. En retrospectiva, Sartre hablaba de la nada y de la nausea, por su parte, Heidegger, del abyecto y de la instrumentalidad del ser. Bienaventuradas fueron sus reflexiones sobre la vida material y las circunstancias de la enajenación, no obstante, les faltó entender al fantasma -en términos específicos de la noema y de la noesis- dentro del contexto de la ruina y lo escatológico. Siempre habrá existencialismo, pero, también, resulta plausible reconfigurar la óptica existencialista, con el fin de presuponer que la espectralidad, también, se desenvuelve en su propio imaginario, además, de entender que el fantasma funciona como representación de lo no-idéntico marginal ante la historicidad de la vida y la visibilidad.
Por todo lo anterior, el episteme existencialista, ostenta límites ontológicos: es pensado desde lo viviente por/para el viviente, en este sentido, el logos se olvida de los muertos. No se puede hablar del ser viviente y su vida, sin tomar en cuenta el suplemento críptico de la muerte y su escatología. Después de todo, es, la muerte, en efecto, la que pone en marcha las vicisitudes históricas del recorrido existencial mediante su negatividad.
He aquí declaro la importancia de reconfigurar el acercamiento fenomenológico existencialista, y subrogarlo por una meta-fenomenología, con el fin de establecer una inter-subjetividad (material y poética) entre lo viviente y lo fantasmagórico de mayor entendimiento dialógico.
El deseo del fantasma, reclama historicidad neo-existencial.
Esto me lo sugirió la escritura espectropoética de Juan Rulfo.

Friday, November 19, 2010

Forma y contenido relativizados

La escritura, me decía un querido profesor mío, no es cuando el contenido determina la forma ni cuando la forma determina el contenido. No deben existir las restricciones absolutistas en la estética narrativa, pues, la escritura literaria,dilucidaba, no es nada más que el destello del contenido y la forma en plena zozobra relativa. Asimismo, me dijo, podrás entrelazar el pensamiento filosófico con la creación artística. Pero lo que más recuerdo de este señor literato, fue cuando un día cualquiera le comenté: “Profesor, el archivo literario mexicano es extensísimo, y no hay vida temporal suficiente para sumirme en sus páginas”. Esto fue lo que me contestó: “La vida se alarga, cuando los demás se han dormido o no se han levantado aun. La noche está llena de murmullos, son también los de los escritores desaparecidos, hasta que uno los toque en el hombro y los invite a charlar. Las bibliotecas están comprimidas de muertos con la palabra en la boca…” Ese fue el día en que me hice rulfiano.
http://www.youtube.com/watch?v=WG_JA6SJD8k

La Jetée [1/3] (FR Audio ES Subs)